26 junio 2014

SOLO IMPORTA EL RELATO Y LA ESCENA.
                                                                                      Por Dr. Osvaldo Daniel Fernández
"Igual que en un escenario, finges tu dolor barato.
 Tu drama no es necesario.
 Yo conozco ese teatro..." 
(Puro Teatro, Canción. Letra: Tite Curet Alonso. Canta:
Vicentico. Cortina de la novela Farsantes, de canal 13).

En los últimos días Gualeguaychú ha vuelto a ser noticia a nivel nacional. Por un lado, la autorización unilateral del gobierno uruguayo para que la pastera Botnia-UPM aumente la producción, reinstaló en los medios el conflicto irresuelto por el funcionamiento ilegal de la planta finlandesa en las cercanías de Fray Bentos, frente a las costas argentinas y en proximidades de la ciudad de Gualeguaychú. Por el otro, el triste episodio de una niña que tuvo bajo rendimiento en la escuela por falta de comida en su hogar  y que alcanzó muchísima repercusión periodística. 
En ambos episodios, lacerantes, ríspidos, el gobierno se ha plantado igual. Hacer como que se hace algo, pero en realidad no asumir responsabilidades ni tomar las medidas necesarias para evitar que estos hechos ocurran. Y de paso, echarle culpas a cualquier otro. Como si lo esencial no fuera el tema central a discutir y a resolver, en este caso el hambre  o los resultados negativos de la política exterior que son hijos de la negligencia propia. 
La política, entre otras cosas, es un instrumento para enfrentar y solucionar conflictos. De manera pacífica y democrática. Pareciera que frente a un problema, el oficialismo asume que debe modificar este principio y, entonces, la política pasa a ser un instrumento para que, ante una controversia, se desvié la atención y todo se focalice en otra disputa, donde siempre hay un culpable que nunca es el gobierno. 
Si el Uruguay avanza, hace lo que quiere y no respeta tratados, fallos judiciales ni compromisos, es porque, sobre la base de guiños y sobreentendidos, no hay relación diplomática bilateral en serio, sino relato y escena, que encubren evidentes incompetencias. Relato de una hermandad que no es tal, y escena para mostrar capacidad de acuerdo que, en realidad, no existe. Ahora, prontamente se acude a la iniciativa de demandar al Uruguay ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya,que es el camino procesal que corresponde. Sin embargo, nada se dice que este juicio va a llevar años y tampoco nada se hace mientras tanto. El relato oficialista describe al gobierno como enérgico y diligente para ir, corriendo, a La Haya. La escena pretende mostrarnos a la presidenta, al canciller y al gobernador Urribarri, como los escuderos que nos van a defender de los villanos de la Banda Oriental. Nada de eso, ni son eficientes, prestos y corajudos, ni tampoco nos defienden. Ni de la contaminación de Botnia, ni de la contaminación de las ideas y las conductas.  Desde la sentencia de la Corte de La Haya, del año 2010, ambos gobiernos se han limitado al puro teatro. Actúan sus roles, pero no los protagonizan en la realidad. No respetan el Tratado del Río Uruguay y los acuerdos presidenciales de Anchorena y Olivos. No honran la buena fe con la que deben conducirse.  No cuidan a sus respectivas poblaciones.  No protegen al medio ambiente y los recursos naturales.  A su vez, la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU), organismo protagonista en esta historia,  ni siquiera da para una ficción. Más bien se parece a un culebrón de las siestas de la TV de ambas orillas. 
La otra noticia, terrible en sí misma, dio lugar a patéticas miserabilidades. Las autoridades escolares de Gualeguaychú han estado más preocupadas en examinar la conducta de la Directora de la Escuela que hizo pública la carencia alimentaria de la alumna que en el hambre que la chica padece. Se le reprocha no actuar conforme a los procedimientos formales y sin aviso previo a sus superiores,  haber pedido ayuda para la escolar y su familia, sobre todo a través de una radio local. Más allá de errores y desprolijidades, inclusive de la docente, el eje de la discusión no tiene que discurrir por la Directora de la Escuela o por la Directora Departamental. Ambas son parte de la institucionalidad educativa y deben asumir sus respectivas responsabilidades. De lo contrario, otra vez nos van a llevar a la impostación del  actuar y el comunicar que son cuestiones que sólo importan al oficialismo. La demanda más urgente pasa por el hambre de la menor, la pobreza que se extiende y la miseria que agobia. Yo mismo escuché a una funcionaria que exigía de la directora del establecimiento un informe, el que llegado a la Departamental de Escuelas, se giraba a la Municipalidad para que se ocupase. Pero esto ocurrió pasado un fin de semana, porque -como bien se sabe- el hambre solo golpea en días hábiles y en horario de oficina. Luego, se toma sábado y domingo, espera, y vuelve a atacar el próximo lunes. Qué lamentable burocracia, cómo se puede sostener esa posición sin sentir vergüenza !!.  Ante las carencias de la alumna no había que procurarle inmediata asistencia, sino llenar papeles y esperar que las formalidades le den alimentación.
 Con profuso despliegue, se informó que para la Copa de Leche, con la que se asiste a las escuelas,  el gobierno provincial destina la suma por alumno de $ 2,50 diarios. Sí, aunque usted no lo crea porque no es ficción ni novela, esa es la plata que se envía y quienes lo dicen, hinchan el pecho y engolan la voz, como si fuera una fortuna.
Al mismo tiempo, funcionarios y cierta prensa adicta y complaciente, se dedicaban a fulminar a los medios que se hicieron eco de la noticia.  El relato no admite que la realidad se cuele por algún lado, mucho menos a través de los periodistas.  La escena no debe reflejar lo que pasa, sino lo que se quiere mostrar, como una farsa.  "Fingiendo"canta Vicentico, "que bien te queda el papel,  después de todo parece que esa es tu forma de ser".-

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